En el ajedrez, todas las piezas se mueven para defender al rey y capturar al del rival...
todos para uno...
Los peones obedientes
avanzan con humildad
y se defienden prudentes
a cada paso que dan;
los alfiles, más valientes,
se mueven en diagonal
buscando los puntos débiles
para poder atacar.
Dando saltos los jinetes
a caballo llegarán
hasta las zonas del frente
peligrosas en verdad;
las torres se muestran fuertes,
moviéndose a voluntad
y en el enroque defienden
la pieza fundamental;
la dama, que inteligente
puede más que las demás,
colabora gentilmente
en la partida triunfal...
El rey mira indiferente
esta batalla campal,
esperando que sus huestes
venzan a las del rival.
José
García Velázquez
Segovia,
10 de enero de 2.015
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