Una casa puede no ser el mejor sitio para tener un perro... y menos cuatro. En un sitio con jardín, donde puedan correr a sus anchas...¡ya es otra cosa!.
perfectos compañeros
Son perfectos compañeros
a cualquier hora del día:
entusiastas en el juego,
corriendo tras de las piñas;
agradecidos y atentos
cuando toca la comida;
y cuidadores con celo
de la casa y de la finca...
¡Qué suerte con estos perros,
cómo me alegran la vida!
¡Qué pena que de pequeños
en casa no los querían!
José
García Velázquez
Segovia,
30 de julio de 2.014