lunes, 23 de mayo de 2011

Poemas de Comunión(13): Diálogos con Jesús Sacramentado(5)


Los seres humanos somos de tal condición, que hasta en las cosas más sublimes nos puede entrar la rutina...

RUTINA

Rutina…
En esta palabra
se encierran
los mayores peligros
que acechan al hombre
y le llevan
por los caminos
del tedio, la desidia
y la tibieza.

Lo impregna todo,
todo lo desvirtúa,
lo anula,
lo vacía
- aparentemente-
de valor:
no sólo las cosas materiales,
los objetos, paisajes
o edificios
más maravillosos,
las obras de arte,
el amanecer
o la puesta de sol,
nieve en los montes,…
que un día
descubrimos admirados;
sino también
las relaciones humanas,
la amistad, el amor,
el trato con los compañeros
de profesión,
con los vecinos…
y hasta lo más sublime:
el trato con Dios.

El milagro supremo
en la Historia,
que se produce cada día
en el altar
en la Consagración
-Dios que se hace pan
para estar
a nuestro lado,
para ser
nuestro alimento,
para darnos
el Espíritu Santo
y hacernos hijos
en el Hijo-
corre peligro
de convertirse,
por la rutina,
en un acto
vacío de contenido,
por la falta
de correspondencia
de quien lo recibe,
con el corazón tibio,
indiferente,
ocupado en sus mezquinos
intereses,
en sus egoísmos,
ajeno
a lo que no es él,
necio
hasta para no enterarse
del tesoro
que le entregas…

José García Velázquez

Segovia, 26 de febrero de 2006

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