En las ciudades grandes o pequeñas y en muchos pueblos, el ruido es una auténtica epidemia, que impide el descanso de la mayoría de ciudadanos, con la disculpa de la necesidad de diversión de la minoría...¡que no es precisamente silenciosa!
EL RUIDO: UNA ASIGNATURA PENDIENTE
Es este pueblo ruidoso,
acostumbrado a hablar alto,
y no cuida del reposo
del vecino más cercano;
no concibe diversión
que no resulte notoria:
lo mismo da en Aragón,
en Barcelona o Segovia.
En la infancia y juventud
gritar es una costumbre,
no importa que la quietud
del silencio se derrumbe;
y el que pretenda descanso
en su casa por la noche,
puede irse preparando
si pasan cerca los coches:
el ruido de los motores,
la música compartida,
los ruidos atronadores
que salen de las bocinas…
¡Y no te caiga la suerte,
entre todas más adversa,
que en la vecindad se encuentre
un bar o una discoteca!
¡Cómo vas a estar sereno
sino puedes descansar!
¡A ver si piden respeto
como piden libertad!
Y termina este tormento
para el pobre ciudadano.
¡A ver si el Ayuntamiento
vigila lo que ha mandado!
José García Velázquez
Segovia, 6 de junio de 2009
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