jueves, 21 de octubre de 2010

La Virgen de la Fuencisla


Si ayer subía al blog un poema dedicado al Patrono de Segovia, hoy le toca el turno a la Virgen de la Fuencisla, con un poema en el que hago un breve resumen de algunos momentos fundamentales de la historia de la imagen de esta evocación mariana, desde sus comienzos a nuestros días. La foto es de PURI.

LA VIRGEN DE LA FUENCISLA.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO.

El origen de esta singular historia,
como tantas que salpican nuestra España,
se pierde de los siglos en la memoria,
situación que no resulta extraña
porque fueron épocas guerreras
y los hombres luchaban en campaña,
más atentos a la espada que a las eras,
más pendientes de ganar batallas
que de futuras culturas venideras.
Así la Historia sobre la Virgen calla
hasta llegar al libro de las Cantigas
donde la primera noticia se halla
y será el Rey Sabio quien nos diga
de la judía Esther el gran portento
que hizo que a María se bendiga
al llenar a Segovia de contento,
levantando junto a las peñas una ermita
que sirviera de testigo y monumento.
En crónicas más próximas se cita
que Segovia construye un santuario
dedicado a su Patrona bendita
y al lado un pequeño campanario
que avise en las grandes ocasiones
y en los cultos que se hacen a diario.
En el templo se desgranan oraciones
y se adorna con retablo y rejería
como regalo de nobles corazones.
De órgano barroco suena la melodía
grave en momentos de solemnidad
y en las fiesta con sones de alegría.
Cada generación que vive en la ciudad
lo mejor a la Madre le ha entregado
y así se hizo en cada edad.
En Roma la corona se ha otorgado
cuando el siglo XX comienza a despertar
y en la Plaza Mayor la han aclamado;
con amor en la Academia Militar
rinden honores a quien es su capitana
y con ella orgullosos van al desfilar;
en Septiembre se aparta la desgana
cuando mayores y jóvenes despiertan
y van a la novena de mañana……
……………………………………………………….
Era Abril cuando de noche alertan
por derrumbe de roca a los bomberos
que temen lo peor con lo que encuentran:
alertados por la voz de los santeros,
saben que sepultan los escombros
tres personas sobre las que cayeron;
pero luego no salen de su asombro
al comprobar los galenos las heridas:
se han dañado en la pelvis y en un hombro.
Al ver cómo han salvado sus vidas
atribuyen a la Virgen milagrosa
rescatar sanas a quienes creían perdidas.
En la zona que aparece peligrosa,
para evitar nuevos desprendimientos,
se asegura la formación rocosa.
Y ahora tengo el presentimiento
de que se nos brinda la oportunidad
para ponernos a una en movimiento:
los de los pueblos y los de la ciudad
demostraremos a la Virgen nuestro amor
preparando el santuario aún mejor
como legado a la posteridad.


José García Velázquez

Segovia, 9 de junio de 2005

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