En los años 70 estuvo muy de moda el personaje de JUAN SALVADOR GAVIOTA: Richard Bach escribió el libro, se hizo una película, una canción,...y se hizo el icono de toda una generación. Hoy sigue todavía atrayendo a quienes tienen la fortuna de conocer al personaje, en alguna de sus realidades artísticas. A mí me inspiró estos poemas; el dibujo es de MODESTO HERRERA.
APRENDIENDO A VIVIR… (en recuerdo de Juan S. Gaviota, de Richard Bach)
I) ESPÍRITU GREGARIO
Nada nos molesta tanto
ni irrita tanto a la gente
como ignorar sus dictados
por querer ser diferente.
Y si alguien pone su esfuerzo
para poder destacar,
no se extrañe que luego
le puedan rechazar.
Pero merece la pena
buscar el propio camino,
a pesar de que se ofenda
algún que otro vecino.
Foto de ALBERTO RIVILLA
http://www.flickr.com/photos/arivilla/8663709285/in/photostream
II) APRENDER DE LOS ERRORES
Aunque cueste un alto precio
y el desdén de los demás,
vale la pena el esfuerzo
para aprender a volar.
El ser humano es así
y para ir avanzando
su rumbo debe seguir
aunque sea tropezando.
¡Y qué le vamos a hacer!.
Ya lo se que es una pena
que no se pueda aprender
mirando a cabeza ajena.
La foto es de ALBERTO RIVILLA
http://www.flickr.com/photos/arivilla/8663709171/in/photostream
III) ENSEÑAR… SIN IMPONER
Una vez que has alcanzado
en la vida alguna meta,
no te olvides del pasado
aunque nada te detenga.
Aprovecha tu maestría
para enseñar tu experiencia
a los que detrás te sigan,
con amor y con paciencia,
sin olvidarte que un día
cuando quisiste volar
sobre todo defendías
que te dieran libertad.
José García Velázquez.
Segovia, 4 de agosto de 2007
¡¡Esta es mi favorita, Don Pepe!!!!!
ResponderEliminarMe encantó la primera vez que la leí y ahora que la he vuelto a leer, me he dado cuenta que, pase el tiempo que pase, me encanta.
Enhorabuena por tu maravilloso blog!
Una de tus resis.
Pepe:
ResponderEliminarEs este poema una expresión de sabiduría expresada en la caridad, hacia uno mismo y hacia los demás. Pasará el tiempo y las enseñanzas de Juan Salvador quedarán, pasará el tiempo y la poesía no morirá.
Saludos
Italo